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Olga Guerrero es catedrática del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Málaga y es uno de las candidatas que opta a presidir el Rectorado de la Universidad de Málaga en las próximas elecciones del 1 de diciembre.

Guerrero que atesora una trayectoria de más de 20 años em la UMA como investigadora y docente, además ha desempeñado roles de liderazgo en proyectos de cooperación Internacional y trabajado en diversas instituciones académicas.

¿Qué le ha animado a presentarse a Rectora, candidata Guerrero?

Pensamos que, aunque hay gente maravillosa trabajando en nuestra universidad y hay cosas que funcionan muy bien, nos planteamos que hay otras que se deberían mejorar. Y pensamos que para el trabajo que hacemos, a veces no luce bien el nombre de nuestra universidad, la imagen que tenemos y el servicio que damos a la ciudadanía. Hay muchas personas que están un poco desmotivadas, a veces hay gestiones poco transparentes, uno a veces ve que los recursos van a unos sitios, y no a otros, eso desmotiva, o ve cómo ascienden a unos, y otros no. Entonces, hay una serie de cosas que hacen que la gente esté desgastada y pensamos que se pueden hacer las cosas mejor. Veíamos que las dos candidaturas principales que se estaban forjando en ese momento eran más de lo mismo, eran personas que ya están implicadas en el Consejo de Dirección, que ya estaban implicadas en esta gestión, y veíamos que se podía mejorar, que nos merecíamos otra ilusión, que teníamos que tener otra alternativa distinta, y nos fuimos uniendo unos cuantos. Y finalmente, presentamos esta candidata.

¿Le impone ser la única mujer o todo lo contrario, señora Guerrero?

Creo que me supone un peso. Lamentablemente, no me gusta abusar mucho del feminismo, ni creo que me merezca el voto por ser mujer, sino por mis méritos. Sin embargo, las mujeres y en concreto las catedráticas, nos encontramos con que nuestra apariencia física no responde a lo que una persona piensa que debe ser un catedrático, un rector, y eso hace como que no se fíen de nosotros. Por ejemplo, todo el mundo me dice, eres muy joven, te queda mucho, como si yo fuera una de las profesoras ayudantes eternas, no sé explicarlo. Entonces, creo que la gente no me ve pinta de una investigadora solvente, ni pinta de tener capacidad de liderazgo. Hablamos de prejuicios. De hecho, a muchas compañeras catedráticas les pasa frecuentemente. Eso es porque si yo fuera un señor de 50 años, sí tendría o respondería a lo que alguien tiene en la cabeza, y las mujeres lamentablemente tenemos ese handicap. Entonces yo creo que en mi caso me resta un poco más que me sume.

¿Cuál es la UMA que se encuentra?

Creo que la situación podría ser mejor. Es decir, tenemos una situación económica francamente mejorable. De hecho, hemos tenido noticias recientes, aunque los que estamos dentro ya lo sabíamos, que la gestión económica durante los últimos años no ha sido eficaz. Teníamos unos remanentes importantes, en torno a 160 millones, se ha gastado todo ese dinero y cuando en una administración como en la universidad siniestra esa cantidad de dinero, uno, lo mínimo que esperaría es ver resultados. Y, bueno, lo que tenemos son obras sin acabar, hay necesidades de infraestructuras importantes en algunos edificios. Por ejemplo, la Facultad de Ciencias tiene carencias importantes, todos los centros lo tienen, pero en el caso de Ciencias es importante remarcarlo porque tenía una serie de partidas presupuestarias para mejora de sus infraestructuras, que han tenido que ser, en el último Consejo de Gobierno, derivadas para otros edificios. Es decir, eso nos da una idea de la falta de planificación eficaz que se ha realizado. Se ha gastado mucho dinero y además de una manera un poco arbitraria, poco eficaz. De hecho, tenemos que hacer un plan de ahorro y de ajuste para llegar a fin de año, porque según las noticias que tenemos, hay un descuadre de unos 3 millones, según aparece en prensa. Estas noticias son preocupantes. Y lo primero que nos merecemos en la universidad es transparencia, que se nos informe bien sobre la solvencia de la universidad. A pesar de todo este dinero gastado, aún se requiere más, tenemos un déficit y tenemos que exigir transparencia y ver cómo salimos de ese bache sin poner en peligro el futuro de nuestra institución.

 

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